Este país no deja de sorprendernos...

El viernes Jose y yo decidimos ir a despedirnos de los tan sabrosos "crawfish" (especialidad de Luisiana) a nuestro restaurante favorito, Le Bleu, pues la temporada está a punto de acabar. Está pegado al cementerio de Sulphur y lo descubrimos por casualidad. Resulta que forma parte de la carnicería a donde íbamos (y vamos) siempre a comprar la carne.
El caso es que como habíamos cobrado, decidimos ir a pegarnos un banquete, con la grata sorpresa de que además, los habían bajado de precio (5 libras, 20 dólares; 3 libras, 13 dólares). Pues allí estábamos los dos sentados pringándonos las manos del exquisito sabor de la "salsa" con la que preparan los crawfish, cuando de repente vemos que entra un tipo vestido de militar de los pies a la cabeza, se mete en el restaurante y va directo a un grupo de personas que allí había cenando también. Una mujer pegó un grito y dos niños de unos diez años se pusieron a llorar y empezaron a abrazar a aquel hombre... "Daddy", gritaban y lloraban. Y allí que se fundieron en un abrazo el padre, la madre y los dos niños.

Yo, por supuesto, como soy de lágrima fácil me puse a llorar pues la estampa me había emocionado. Más gente empezó a levantarse y a abrazar y a dar la mano a aquel tipo. Y entonces una camarera se prestó a resolver el enigma de todos: se subió a una de las mesas del restaurante y nos anunció que el tal no-recuerdo-cómo-se-llama venía de pasar nueve meses en la base americana de Cuba. Todo el mundo se puso a aplaudir y a gritar que era un héroe y que gracias a tipos como él, Estados Unidos era un país libre.
Yo allí me sentí un poco idiota, ¿a Cuba?, pensé, ¿entonces viene de torturar a gente en Guantánamo? Pese a que aún tenía lagrimillas en los ojos, me llené de indignación. O sea, pensé, aquí si no quieres resultar sospecho de ser un espía no debes pisar suelo cubano - intuyo que sabéis que las relaciones EEUU-Cuba son nulas y que se "odian a muerte" -, y este tipo viene de estar pegándose la vidorra en Cuba y/o de estar probablemente humillando y torturando a presos en Guantánamo y aquí todos le toman por héroe. Ufff. Se me quedó cara de idiota.
Después de esto, no sé si volveremos a ir por allí a comer "crawfish"...